Mucho antes de que lo que se creía que el hombre pudiera hacerla. “Usaron su inteligencia e imaginación para crear algo que nunca antes habían visto”, explica el arqueólogo Larry Barham
Ni tan simples, ni tan primitivos y, sobre todo, ni tan de piedra. Investigadores de las Universidades de Liverpool y Aberystwyth han encontrado una estructura de madera de la Edad de Piedra en la cascada de Kalambo, donde no debería estar o, más bien, cuando no debería estar.
Todavía no se sabe qué es exactamente. Si una plataforma elevada para contemplar la cascada, si una pasarela para cruzar el río, o los cimientos de una ciudad de madera. Lo seguro es que tienen 476.000 años. Es decir, que fue construida medio millón de años antes de que los homínidos que poblaban la tierra supieran hacer ese tipo de cosas. O al menos, eso se pensaba hasta ahora.
“Este hallazgo ha cambiado mi forma de pensar sobre nuestros primeros ancestros”, explica el profesor Larry Barham, del Departamento de Arqueología, Clásicos y Egiptología de la Universidad de Liverpool, sobre su hallazgo publicado en Nature. Es más, “hay que olvidarse de la etiqueta ‘Edad de Piedra’, miren lo que estaban haciendo estas personas: hicieron algo nuevo y grande con madera. Usaron su inteligencia, imaginación y habilidades para crear algo que nunca antes habían visto, y que nunca antes había existido. Transformaron su entorno para hacer la vida más fácil, aunque solo fuera haciendo una plataforma para sentarse junto al río y realizar sus tareas diarias. Estas personas se parecían más a nosotros de lo que pensábamos”.
Más difícil será encontrar a los culpables dentro del género Homo. Bien podrían ser los altísimos (1,75 metros) y extintos Homo heidelbergensis, que surgieron hace más de 600.000 años y perduraron al menos hasta hace 200.000 años, o bien el Homo rhodesiensis.
Hasta ahora, la evidencia del uso humano de la madera se limitaba a hacer fuego, palos para cavar y lanzas. Pero lo de dar forma a los troncos de los árboles para crear estructuras grandes y combinarlos para que encajen, convierte Kalambo en la evidencia más antigua en cualquier parte del mundo de algo semejante.
El hallazgo consiste en dos troncos unidos transversalmente por una muesca cortada intencionalmente. También se había dado forma al tronco superior y se encontraron marcas de herramientas en ambos troncos. Al lado apareció una colección de herramientas de madera.
Los artefactos de madera rara vez sobreviven desde la Edad de Piedra temprana. Se pudren y desaparecen, lo que convierte este material en uno de los grandes desconocidos de la prehistoria. Existe información muy limitada sobre cuándo y cómo los homínidos utilizaron esta materia prima básica, o cómo estructuraron sus entornos los humanos del Pleistoceno. La madera requiere condiciones excepcionales para su conservación, algo que ha conseguido en Kalambo, con altos y permanente niveles de agua, por eso los autores sugieren que se debería reexaminar el uso de los árboles en la historia
El descubrimiento también desafía la opinión predominante de que los humanos de la Edad de Piedra eran nómadas. No había ningún motivo para no asentarse en la cascada de Kalambo, de 235 metros, y en la frontera de Zambia con la región de Rukwa de Tanzania, en el borde del lago Tanganica. Una fuente permanente de agua rodeada de un bosque que les daba alimento y les permitía construir estructuras, y que ahora aparece en una lista provisional de la UNESCO para convertirse en Patrimonio de la Humanidad debido a su importancia arqueológica.
La datación especializada de estos hallazgos fue realizada por expertos de la Universidad de Aberystwyth con nuevas técnicas por luminiscencia, que permiten descubrir la última vez que los minerales de la arena que rodean los hallazgos estuvieron expuestos a la luz solar.
“A esta gran edad, poner fecha a los hallazgos es un gran desafío. Estos nuevos métodos de datación tienen implicaciones de gran alcance, porque nos permiten datar mucho más atrás en el tiempo para reconstruir escenarios, y nos dan una idea de la evolución humana. Nuestra investigación demuestra que este sitio es mucho más antiguo de lo que se pensaba anteriormente”. explica el profesor Geoff Duller de la Universidad de Aberystwyth. El entorno de la catarata empezó a ser excavado en la década de 1960. En ese momento ya se recuperaron piezas de madera similares, pero no pudieron datarse con esta precisión.
Esta investigación forma parte del proyecto pionero ‘Deep Roots of Humanity‘ (Raíces Profundas de la Humanidad), una investigación sobre cómo se desarrolló la tecnología humana en la Edad de Piedra. El proyecto está financiado por el Consejo de Investigación de Artes y Humanidades del Reino Unido y cuenta con la participación de equipos de la Comisión de Conservación del Patrimonio Nacional de Zambia, el Museo Livingstone, el Museo Moto Moto y el Museo Nacional de Lusaka.